Patogenia
El timo es morfológicamente
normal, al menos en las primeras fases de la enfermedad, pero progresivamente
se va produciendo una disminución de los linfocitos T de la sangre periférica y
de las áreas paracorticales (dependientes del timo) de los gánglios linfáticos,
con pérdida variable de la inmunidad celular. Los pacientes no fabrican
anticuerpos frente a antígenos de tipo polisacárido y su respuesta a los
antígenos proteicos es escasa. Los niveles séricos de IgM son bajos, pero los
de IgG suelen ser normales. Paradójicamente, los niveles de IgA y IgE suelen
estar elevados. Los pacientes tienden a desarrollar linfomas malignos. El
defecto genético de la enfermedad se encuentra en Xp11.23, lugar donde se
encuentra el gen de la enfermedad, llamado proteína del síndrome de
Wiskott-Aldrich. Esta proteína multifuncional interviene en el mantenimiento de
la integridad del citoesqueleto y en la transducción de señales. No se conoce
cual es la responsabilidad en la función normal de linfocitos y plaquetas. El
único tratamiento es el transplante de médula ósea. (Cotran, 2000)
Herencia
Diagnóstico
El
síndrome debe sospecharse en varones con
sangrado asociado con eccema severo o moderado. El diagnóstico se corrobora con
exámenes de laboratorio; la biometría hemática confirma plaquetopenia y
plaquetas pequeñas. Por citometría de flujo el número de linfocitos circulantes
puede ser normal, estar discreta o francamente disminuido a expensas de
linfocitos T; los linfocitos B pueden ser normales o estar moderadamente disminuidos
.Las concentraciones de las IgG se encuentran frecuentemente en rango normal;
la IgM está disminuida y las inmunoglobulinas IgA e IgE se encuentran elevadas.
El diagnóstico definitivo es detectar la mutación en el gen WASP (Román Jiménez, 2010)
Pronóstico
Hace tres décadas, el Síndrome
de Wiskott-Aldrich clásico era una de las inmunodeficiencias primarias más
graves, cuya esperanza de vida era sólo de
entre 2 y 3 años. Aunque sigue siendo una enfermedad grave con
complicaciones que pueden poner la vida
en peligro, muchos varones afectados pasan la
pubertad, llegan a la edad adulta, llevan vidas productivas y tienen sus
propias familias. Los pacientes de más
edad sometidos a trasplantes de médula ósea
ya tienen hoy en día entre veinte y treinta años, y parecen estar
curados, pues no han desarrollado tumores malignos ni enfermedades autoinmunes.
(inmunodeficiency foundation, 2007)
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